De acuerdo con las estadísticas del Instituto de los Mexicanos en el Extranjero, en Finlandia vivimos 772 mexicanos, de los cuáles 46% somos mujeres.[1] Desde una perspectiva meramente femenina, esta entrada contará cómo nos cambió la vida a un grupito de mexicanas cuando decidimos dejar todo atrás e iniciar una nueva vida en Finlandia.
El
común denominador de todas nosotras es que llegamos porque nos enamoramos; hubo
un finlandés que nos robó el corazón y decidimos llenar nuestras maletas con
metas, títulos profesionales, ganas y sobre todo, muchas ilusiones. Todas
tenemos más de un año viviendo en Finlandia y hemos pasado por un sinfín de
cosas, buenas, malas y peores. Pero somos felices y pude notar que aunque
extrañamos muchas cosas y personas de México, no regresaríamos, al menos no en
un futuro muy cercano.
Cada
historia está llena de particularidades, pero esta vez hablaré acerca de las
generalidades. Cuando hablé con mi exesposo (en ese entonces novio), acerca de
dónde queríamos hacer nuestra vida, ambos decidimos que Finlandia sería el
lugar. La seguridad que el país ofrece es algo que no cambiaríamos por nada,
como mujer tienes la seguridad de caminar por las calles sin el miedo de que
algún hombre te grite algo o te suceda algo en la calle; algo que desgraciadamente
en México no es posible.
No
obstante, la soledad a la que te enfrentas en el día a día, es extrema. Tienes que
tener un círculo social muy amplio para poder sentirte bien, a pesar de tener
una pareja y a su familia, muchas veces es complicado únicamente contar con
unas cuantas personas cerca de ti. Es por eso que hacer amigos y conocidos es
muy importante, ya que ellos se vuelven tu familia, es al final del día, cuando
las cosas no salen bien, a los que puedes recurrir.
El
estar sola en un país lejano, lejos de tus amigos y familia mexicanos puede ser
una desventaja, ya que en mi caso personal, no cuento con un círculo social muy
amplio y cuando mi marido se fue me quedé sola. A veces no hay con quién platicar
ni compartir la vida, sin dejar de lado el apoyo que es tener familiares y
amigos que te puedan ayudar.
La vida
te cambia por completo cuando llegas a otro país y una de mis amigas me comenta
que ella pasó por un duelo al llegar a Finlandia, y es que no es para menos:
dejas atrás toda tu vida para comenzar una nueva etapa. Ya no puedes convivir
con esos amigos con los que cada fin de semana te ibas a chelear, ya no puedes ir
a esas reuniones familiares, que quizá no puedan ser lo mejor del mundo, pero
que extrañas al estar lejos y muchas veces la única manera de estar presente en
esos eventos es por medio de las fotos que suben a las redes sociales. Esa zona
de confort queda atrás y tienes que abrirte paso en un lugar en el que todo es
completamente diferente, empezando por el idioma.
Considero
que es muy importante aprender finés al mudarte a Finlandia, ya que eso te hace
parte de la sociedad, te integras a la comunidad de una manera más completa. Yo
estudié el idioma en México, pero al principio me daba miedo usarlo, porque “¿qué
tal que no entienden? ¿Y si digo algo mal?” No, una tiene que dejar el miedo
atrás y empezar a hablar el idioma, ya que eso te puede abrir muchas puertas,
puedes hacer más amigos y sobre todo, entiendes todo lo que pasa a tu
alrededor, algo que en casos extremos, te puede llegar a salvar la vida.
Algunas
de nosotras somos mamás y cuando te conviertes en madre ya no ves sólo por tu
bienestar, sino también tienes que ver por el bienestar de los hijos y es por
eso que para las que somos madres, regresar a México se convierte en algo complicado,
ya que el nivel de vida que le ofreces a tu retoño en Finlandia no es
necesariamente el mismo que le puedes ofrecer en México.
En
conclusión, el mudarte a Finlandia (o al país que sea), es una aventura mágica,
te cambia la vida por completo, sin embargo tienes que aprender a lidiar con
todo lo que eso conlleva, desde la melancolía por extrañar a los tuyos, la
comida, los lugares; hasta las alegrías que te da el iniciar una vida
completamente nueva. Desde las decepciones y los corazones rotos, porque sí,
también estando en Finlandia se te puede romper el corazón y duele más que
estando en México; hasta los triunfos y logros. En fin, Finlandia es un país
como cualquier otro, con errores y aciertos y al final, no todo es miel sobre
hojuelas, el punto (creo yo), es venir sin expectativas muy altas, con los pies
bien puestos en la tierra; porque cuando llegas con una imagen idealizada y esa
imagen, por la razón que sea, no corresponde a lo que realmente pasa, la caída
puede ser muy dura.
Muchas
gracias a Diana, Nadia, “Una chica feliz en Finlandia" y "L" por ayudarme a
ampliar mi visión sobre esto.
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