lunes, 14 de enero de 2013

El Gran Ducado de Finlandia 2° parte


Segunda parte: el romanticismo y el nacionalismo finlandés

Identidad finlandesa

Al igual que en toda Europa, el siglo XIX se caracterizó por las revoluciones y la afectación de éstas en las artes, además se creó una ideología que ayudaría a naciones sometidas a obtener su independencia y Finlandia fue una de esas naciones. Durante la segunda mitad del siglo XIX y la Universidad de Helsinki fue cuna de grandes pintores, escritores, poetas y músicos que desarrollarían el romanticismo finlandés; éstos artistas buscaron crear obras de arte y definir una identidad propia, algo que los caracterizara como finlandeses.

Para comenzar con la identidad finlandesa hay que ubicar al país  geográficamente: para Ángel Ganivet, Finlandia se encuentra en desventaja por su ubicación geográfica, ya que a la derecha tiene al "Coloso del Norte" (Rusia) y a la izquierda al león que se abalanza sobre Europa (Suecia),[1] pero esto no es desventaja, sino lo contrario, ya que Finlandia puede estar influenciada por la cultura occidental, representada por Suecia y por la cultura oriental, en el caso de Rusia, teniendo así, un crisol de culturas y una combinación de las mismas que hacen de la finlandesa, una cultura única.


Intento de rusificación

Debido a las enormes atribuciones que tenía el país dentro del Imperio, los rusos nacionalistas comenzaron a criticar esta situación, así como la relación de Finlandia con el resto de Europa.[2] Esto trajo como consecuencia el primer período de rusificación; en este lapso, Rusia trató de atraer al Gran Ducado a su esfera de  influencia, lo que provocó un enfrentamiento entre la élite finlandesa y el gobierno ruso.[3] Para 1899 el zar Nicolás II abrió un ataque contra la soberanía finlandesa, mismo que se detendría en 1905,[4] con la disolución de su ejército, la implantación del ruso como lengua oficial, así como la disminución del poder de la Dieta finlandesa y por último la represión.[5] Esto trajo consigo la desaparición de los privilegios y las costumbres, bajo la consigna de la uniformidad y rusificación de los territorios.


Pintura, literatura y música nacionales

La pintura como espejo del nacionalismo

Durante el siglo XIX la pintura jugó un papel muy importante para el desarrollo del nacionalismo; Albert Edelfelt fue un representante muy importante de éste arte, su obra capital es el retrato de Luis Pasteur, lo que demuestra la importancia de Finlandia dentro del ámbito europeo. Sin embargo a lo largo de sus obras bien se puede ver el nacionalismo que reinaba en Finlandia a finales de éste siglo, como se puede ver en la pintura París en la nieve, donde el paisaje parisino más parece uno finlandés, aquí la nieve juega un papel importante, y lo podemos ver hasta en el nombre, una pieza donde las construcciones que se observan no son típicas parisinas y más bien podría parecer alguna ciudad al interior del país nórdico e incluso podría ser la ciudad natal del artista. No se puede hablar del monumento representativo de París, puesto que para cuando el artista realizó la obra, la torre Eiffel apenas comenzaba su construcción.

Es en éste momento cuando comienzan a llegar las primeras fábricas al país y una vez más, esto se puede observar en la pintura, ya que el desarrollo económico-industrial del país y al mismo tiempo de las primeras consignas nacionalistas, mismas que fueron mostradas en todos los aspectos posibles.


Otro representante del romanticismo pictórico finlandés es Akseli Gallén-Kallela, con los frescos que realizó sobre el Kalevala, la epopeya épica finlandesa, éstas obras de tamaño colosal, no sólo lo son en cuanto a tamaño, lo son en cuanto a técnica y nacionalismo, ya que, desde el tema tratado son obras nacionalistas. Dentro de éstas piezas se pueden observar pasajes del Kalevala, que representan la lucha de los finlandeses contra los rusos, los primeros peleando por su independencia; los segundos defendiendo sus intereses. La obra que se ve a continuación es La defensa del Sampo (Sammon puolustus).



Otra obra pictórica en la que se puede observar esta lucha es El ataque (Hyökkäys) del pintor Eetu Isto, en dónde se hace muy presente la teoría de las nacionalidades, aquí el pintor plasmó a Finlandia como una hermosa doncella, que es atacada por un águila bicéfala, misma que representa al imperio ruso. En esta obra se ilustra de una manera clara y directa el intento de rusificación por parte del imperio, y la protesta no pudo ser más clara.


Con sus obras "los finlandeses querían mostrar también a través de su arte que Finlandia podía disponer de una existencia independiente en el concierto de las naciones europeas."[6] Y esto se vio reflejado en la Exposición Universal, llevada a cabo en París en el año de 1899, donde Finlandia fue recibida en su pabellón exclusivo. Ahí el país "subrayó su propia índole y su definición con respecto a Rusia causó ciertos conflictos [...] el pabellón y el arte de Finlandia provocaron una importante atención política, en cuyo trasfondo se encontraba el conflicto institucional entre Rusia y Finlandia."[7] Durante éste período se puede observar que Finlandia comenzó a tener un papel más activo dentro del continente europeo.


Kalevala

Una de las primeras manifestaciones nacionalista-románticas es el Kalevala, la epopeya épica finlandesa; según Ángel Ganivet ésta creación es la manifestación más importante del nacionalismo finlandés,[8] y bien tuvo razón ya que ésta obra es la cosmovisión de un pueblo sometido, es los orígenes de ese pueblo, es la lucha entre el hombre y el clima inhumano predominante en Finlandia. La primera edición del libro fue en 1835 y constaba de poco más de 5,000 versos y para 1849 se editó de manera definitiva, con más de 23,000 versos, agrupados en 50 cantos.[9]


Ésta serie de cantos antiguos fue recopilada por un médico llamado Elias  Lönnrot, quien se pasó gran parte de su vida recorriendo las zonas carelianas escuchando y tomando notas de todos los poemas, mismos que adquirirían una importancia capital, ya que sería mediante el Kalevala que se daría a conocer la existencia y el carácter específico de los finlandeses.[10]


Sin embargo, "lo que hizo tan significativo el Kalevala no fue tanto su contenido y su lenguaje como el hecho de que los finlandeses fueran capaces de realizar semejante logro cultural."[11] Y esto es correcto, ya que Finlandia estuvo mucho tiempo sonetos y además tuvo un impacto significativo en cuanto a la lengua, ya que después de la publicación del libro, J.V. Snellman, exigió la implantación del finés como lengua de la administración y la cultura, lo que significaba un compromiso con el pueblo finlandés.[12]


Maamme (Nuestra tierra)

Ese nacionalismo también se puede notar en el poema escrito por Johan Ludvig Runeberg, que aunque escrito originalmente en sueco, es actualmente el himno nacional de Finlandia. Como se puede ver en la cita inicial de éste trabajo, el poema habla sobre la naturaleza finlandesa, sobre cómo es Finlandia y, en resumidas cuentas, es la exaltación de una tierra que aunque pobre, es la torre que vio nacer a los finlandeses,[13] ya que si bien, para los rusos o los suecos esta tierra no daba muchos réditos económicos, para los finlandeses es la mejor tierra del mundo.



Esto también se ve reflejado en la obra que Jean Sibelius compuso a finales del siglo XIX, Finlandia. Ésta pieza musical es la creación de una imagen de grandeza, de una Finlandia grande, llena de dones, donde hay una gran prosperidad y sobre todo, donde hay finlandeses, todo esto a través de los sonidos. Actualmente en el país existe una consigna de que el opus no. 26 de Sibelius sea el himno nacional, ya que la letra, aunque posterior, habla sobre el despertar del nacionalismo finlandés y sobre todo, del despertar de una nación.[14]



A modo de conclusión

Como podemos ver, la situación general de Finlandia durante el siglo XIX dio paso al nacimiento de un nacionalismo bien fundamentado, cosa que se puede ver en un dicho popular de ese siglo: "suecos no somos y rusos no queremos ser, entonces seamos finlandeses."[15] Con ésta consigna podemos notar el enorme sentimiento de amor a la patria surgido durante el siglo XIX, ya que si bien, el país y sus habitantes gozaron de enormes privilegios bajo el dominio ruso, los finlandeses no se sentían bien siendo parte de Rusia, y las manifestaciones surgidas a lo largo del siglo XIX y principalmente durante la segunda mitad no fueron espontáneas.

Una de las causas de éstos acontecimientos fue el hecho de que Rusia, al ver que Finlandia tenía relaciones crecientes y prósperas con el resto de Europa y que los finlandeses empezaran a tener una mayor independencia, se dedicaran a "rusificar" a Finlandia. Uno de esos "atentados" a la autonomía finlandesa fue el que se instituyera el ruso como lengua oficial, desplazando al finés y al sueco, hecho que para los habitantes fue un agravio, ya que les había costado mucho el que se instituyera el finés como lengua oficial.



Probablemente uno de los errores de Rusia fue haberle dado a Finlandia demasiadas atribuciones, pero Rusia tenía que asegurar la fidelidad del Estado finlandés de algún modo y el darle a los finlandeses una mejor calidad de vida de la que habían tenido con Suecia fue una manera importante de mantener esa fidelidad. Sin embargo, esto solo fue en teoría, ya que la mayor parte de los finlandeses siguieron viviendo en condiciones precarias:

"el renacimiento de la literatura finlandesa, la constitución política de Finlandia, la formación del partido nacionalista o finlandés, son obra de la dominación rusa, la cual, no pudiendo aspirar a una asimilación rápida de éste país a la metrópoli, se mantiene neutral entre las dos fuerzas constitutivas, la nacional y la sueca, y permite así que la primera se haga dueña de la situación."[16]

Otro de los hechos que motivó a los finlandeses a desarrollar su propia identidad nacional, fue la lengua: durante toda la historia de Finlandia el finés fue la lengua vulgar, siendo el sueco la lengua oficial del país. Sin embargo al momento de pasar a manos rusas, el sueco se siguió conservando, pero el finés comenzó a tener una mayor presencia provocada por la publicación, del Kalevala; su recopilador, Elias Lönnrot, fue el primer finlandés de la élite en hacer del finés su lengua madre, siendo él un parteaguas, para la posterior publicación de libros y poemas en finés. Esto es muy importante, ya que con la obra de Lönnrot no solo se retomaron las raíces de Finlandia como nación, sino que se desarrolló la lengua del país, que había sido siempre la del pueblo, la lengua vulgar, ya que como apunta Ángel Ganivet:

"La autoridad rusa es conveniente; la lengua sueca podrá quedar como medio supletorio de comunicación intelectual; pero el espíritu del país sólo puede llegar a su máxima altura recogiéndose sobre sí mismo y 'pensando en su natural idioma', fijado ya y ennoblecido por creaciones de tan subido valor como el Kalevala."[17]

Y estoy de acuerdo con el señor Ganivet, ya que ésta obra es hermosa, es una exaltación de la tierra, es una defensa de lo nacional a lo extranjero, viéndolo desde el punto de vista romántico, no se asemeja a nada que se jacte de serlo, a lo largo de todos los versos, la idea principal es la lucha entre los hijos de Kaleva, que podrían ser los finlandeses, contra las huestes de Pohjola, que bien podrían ser los suecos o los rusos.


La identidad finlandesa se ve permeada por el hecho de que éste pueblo no pertenece a la raza báltica, ni a la indoeuropea, la raza finlandesa y también la lengua es impar y lo únicos primos que tienen en Europa, son los húngaros y los estonios, esto hizo que los finlandeses no se sintieran identificados con los rusos, ni con los suecos, lo que los llevó a buscar una identidad propia, algo que los diferenciara de ambos pueblos. Además de que Rusia al no haber constituido su dominio sobre una base étnica y lingüística, no pudo homogeneizar a su población. Por lo cual "el nacionalismo finlandés tuvo como bases el idioma y la cultura nacionales, un estado fuerte y vigorosas identidades nacionales."[18]

Otra de las cosas que son rescatables es el hecho de que la obra de Jean Sibelius fue sumamente aceptada por el pueblo (incluso más que la de Runeberg) pero fuertemente criticada y reprimida por los rusos y bien tuvieron razón los rusos, ya que a lo largo de toda la letra de éste poema (escrito posteriormente a la composición musical), se pueden encontrar versos llenos de nacionalismo, versos llenos de Finlandia; los finlandeses ya no querían ser parte de Rusia, y eso, junto con las grandes relaciones que tenía la clase intelectual en Europa, y por ende la influencia que las ideas europeas tenían sobre ésta clase, los llevó a refugiarse en la teoría de las nacionalidades y buscar su independencia y conforme a esto, Finlandia ya estaba preparada para buscar su independencia y conforme ésta teoría, el país ya estaba preparado para buscar una emancipación, ya que poseían un idioma, una religión, una literatura y artes propias. Y es por eso que cuando la independencia finlandesa se vio amenazada en la segunda guerra mundial, éste sentimiento se hizo nuevamente presente:

"¡Oh, despierta, Finlandia, levántate muy alto!
Tu cabeza se corona con grandes pensamientos
¡Oh, despierta, Finlandia, muéstrale al mundo!
Que te zafaste de la esclavitud
Y que no te rendiste a la opresión
Tu mañana ha empezado, patria."[19]


Para mi no hay mejor manera de llamar a un pueblo sometido a buscar la independencia que por medio de la música, porque la música es universal y no entiende de fronteras, es por eso que el opus no. 26 de Sibelius es más querida en Finlandia que el propio himno nacional, ya que aunque la obra de Runeberg, Maamme es una obra nacionalista, Finlandia lo es más ya que fue escrita en finés y no en sueco, por lo que se llamó al pueblo en su propio idioma y no en uno que ni les pertenecía. Es por eso que Finlandia tiene más valor que Maamme. Además de que esa llamada fue muy directa, si bien nunca hace mención de los rusos, si hace mención a la opresión y a la esclavitud, no sólo fue el llamado a la independencia, sino que también es la extensión de la realidad social que se vivía, justo éste es el momento en que la rusificación comienza a hacerse presente y la clase intelectual del país comienza a hacer su nacionalismo más presente con obras como ésta y con pinturas como las mencionadas anteriormente.

Para finalizar, Finlandia jugó un papel importante para la seguridad del Imperio Ruso en el siglo XIX, además de que tuvo un gran desarrollo intelectual e ideológico, que bien pudo competir con otras poten las europeas. Todo esto es resultado de la enorme autonomía que tuvo bajo el dominio ruso, autonomía tal que llevó al país a ser la primera nación europea en otorgar el sufragio universal a las mujeres, llevó a Finlandia a ser una nación próspera económicamente (a pesar de ser un país agrario) y a desarrollar industrias tan importantes hasta nuestros días como Nokia; mismo desarrollo que hoy en día hacen de Finlandia la nación más próspera económica, social, política y educativamente.



[1] Ganivet, op. cit., p. 16.
[2] Klinge, op. cit., p. 87.
[3] Ibídem., p. 104.
[4] Sumner, op. cit., p. 105.
[5] S.A., op. cit., p. 20.
[6] Sakari Saarikivi, “El arte moderno”, en V.V.A.A., Finlandia, ayer y hoy, Madrid, Espasa-Calpe, trad. Alfonso Reta y Felipe Ximénez de Sandoval, 1973, p. 154.
[7] Klinge, op. cit., p. 105.
[8] Ganivet, op. cit., p. 139.
[9] Elias Lönnrot, Kalevala, Madrid, Alianza Editorial, prol. Agustín García Calvo, trad. Joaquín Fernández y Úrsula Ojanen, 2004, p. 34.
[10] Klinge, op. cit., p. 70-72.
[11] Ibídem., p. 72.
[12] S.A., op. cit., p. 19.
[13] Runeberg, op. cit., p. 6.
[14] S.A., Finlandia, (DE 7 de octubre de 2011, 09:20 p.m., en http://www.sibelius.fi/english,musiikki/ork_finlandia.htm)
[15] Juva, op. cit., p. 66.
[16] Ganivet, op. cit., p. 66.
[17] Ibídem., p. 14-15.
[18] S.A., op. cit., p. 32.
[19] S.A., Finlandia Hymni, (DE 7 de octubre de 2011, 08:01 p.m., en http://www.suomifanit.com/pages.php?page=laulukirja) texto traducido del finés por Anahí Sandoval: Oi nouse, Suomi, nosta korkealle/pääs' seppelöimä suurten muistojen,/oi nouse, Suomi, näytit maailmalle/sa että karkoitit orjuuden/ja ettet taipunut sa sorron alle,/on aamus' alkanut, synnyinmaa.

El Gran Ducado de Finlandia 1° parte

Entre el León y el Coloso. El Gran Ducado de Finlandia y el surgimiento del nacionalismo durante el siglo XIX.

 



“¡Oh nuestra tierra, Finlandia, la patria!
¡Escucha la palabra de oro!
No hay valle, ni colinas,
Ni agua, ni playa más amada
Que esta tierra del norte
¡La tierra amada!”
[1]

Introducción

Finlandia, una tierra que siempre se ha caracterizado por tener un clima inhóspito y por lo tanto, de poca importancia para las potencias europeas; sin embargo su importancia militar durante el siglo XIX fue enorme para el Imperio Ruso. En el presente trabajo se tratará de dar una visión general acerca de este país nórdico durante este período, ya que si bien, Rusia tenía otros ducados autónomos, Finlandia se desarrolló de una manera más especial, al obtener mayor autonomía que otros ducados como el de Polonia.

En México se tiende a hablar poco acerca de las naciones del norte de Europa, por lo que el desarrollo de este tema tiene como fin ampliar los conocimientos históricos acerca de dicho país, una nación tan cercana como lejana a nuestro país. Se pretende conocer el proceso de conformación del nacionalismo finlandés, así como la influencia que éste, junto con el romanticismo, tuvieron para lograr su independencia; de igual manera se pretende conocer los derechos que tuvo ésta nación bajo la influencia de Rusia.


La hipótesis a seguir en este trabajo es que Finlandia se desarrolló como un territorio mayormente autónomo que pudo tener su forma de gobierno, así como un parlamento, una moneda e impuestos propios, diferentes a los rusos. Con la llegada de los movimientos romántico y nacionalista a Finlandia, los finlandeses comenzaron a tener ideas de independencia y de un territorio propio, fuera del influjo de Suecia o Rusia.

El siglo XIX se caracterizó por grandes revoluciones, imperios y corrientes ideológicas que influirían en los acontecimientos del siglo XX. Finlandia jugó un papel estratégico para los rusos, ya que aunque "poco poblada y pobre, apenas interesaba a Rusia, pero desde la fundación de San Petersburgo, la protección de su capital occidental y de su comunicación con el Báltico fue algo importante para Rusia."[2] Dando inicio al período de conquista de Finlandia.

Finlandia pasa a Rusia

Durante más de seis siglos Finlandia estuvo bajo la influencia de Suecia y fue a finales del siglo XVI cuando con el rey Juan III de Suecia, se instituyó el Gran Ducado de Finlandia.[3] Sin embargo, éste período de la historia es mejor conocido bajo el influjo de Rusia: cuando en el siglo XVIII Suecia perdió su calidad de potencia, Rusia se aprovechó de la situación para emprender varias incursiones a los territorios finlandeses y fue con el zar Alejandro I cuando finalmente se conquistó Finlandia.


 En 1808, Suecia -aliada con los británicos- se negó a participar en el bloqueo continental que Napoleón Bonaparte intentó hacer contra Inglaterra y Rusia -aliada con Napoleón- aprovechó la situación para obligar a Suecia a cederle los territorios finlandeses y como resultado, Finlandia pasó definitivamente a Rusia,[4] el primer tratado donde se estipula esto fue mediante el Tratado de Tilst de 1807, donde Napoleón hizo un reparto de las zonas de influencia[5] y finalmente con el tratado de Hamina de 1808 "todas las provincias finlandesas y una parte de la de Västerbotten en Suecia fueron cedidas a Rusia."[6]

Tras la firma del tratado, el estatus de Finlandia cambió e incluso fue diferente al de los demás territorios dominados por Rusia. La nación fue gobernada con una constitución, leyes y tarifas aduaneras propias, y se convirtió en un gran ducado separado y distinto al resto del imperio completo.[7]

El Gran Ducado Autónomo de Finlandia

"Finlandia conservó no solamente su religión luterana, el sueco como lengua oficial y el Derecho civil y el Derecho penal suecos, sino también la forma gustaviana de gobierno. El hecho de que Finlandia se dotara de su propia administración central y, en principio, de su propio Parlamento compuesto por cuatro estamentos, desembocó en la aparición de un Estado finlandés genuino. Finlandia, que disponía ya del rango heráldico de Gran Ducado se convirtió de hecho en un Gran Ducado dotado de instituciones propias."[8]

La cita anterior describe las ventajas que obtuvo Finlandia al ser parte de Rusia. Sin embargo, esto se debió a que Rusia tenía que asegurar la fidelidad del Gran Ducado de alguna manera, y qué mejor forma que ofreciéndole un mejor estatus del que tuvo con Suecia a lo largo de más de seis siglos. Pero analicemos brevemente éste ducado.

Gobierno

Rusia respetó la forma de gobierno finlandesa, y no sólo eso, sino que todos los funcionarios públicos del gobierno eran finlandeses, con excepción del Gobernador General, representante ruso del emperador.[9] Además, Finlandia poseía un órgano gano de administración superior: el Senado; al igual que los funcionarios, todos los senadores eran finlandeses y eran elegidos por el zar.[10] Esta situación nos deja en claro que los finlandeses eran los únicos que podían administrar los asuntos del interior, mientras que los asuntos exteriores estaban reservados para que el zar los resolviera.[11] La influencia de los finlandeses comenzó a sentirse con mayor fuerza durante la segunda mitad del siglo XIX, en el momento en que la Dieta finlandesa -miembros del Parlamento, encargados de los asuntos internos-, se reunió por segunda ocasión para declarar al finés como lengua oficial del ducado. La primera reunión había sido en 1808, en la ciudad de Porvoo, en la cual el zar Alejandro I "declaró que Finlandia había sido elevada al grado de nación."[12]


La autonomía de Finlandia fue tal, que llegó a tener una democracia única y en 1907 se convirtió en la primera nación europea en otorgar el sufragio universal a las mujeres, siendo las elecciones de ese año un parteaguas para que la socialdemocracia finlandesa triunfara. La oposición del zar Nicolás II a estas reformas, trajo consigo el descontento social, mismo que llevó a Finlandia a buscar su independencia.[13] La autonomía finlandesa había sido atacada por los nacionalistas rusos quienes comenzaron a ver en Finlandia un territorio ajeno al imperio, mismo que debía ser sometido nuevamente, con lo cual, los asuntos del Gran Ducado pasaron a ser decididos por rusos.[14] Todo lo anterior es consecuencia del fortalecimiento de los partidos pro fineses que se desarrollaron en el Estado finlandés, específicamente durante el reinado del zar Alejandro III (1881-1894).

Economía

Durante el siglo XIX Finlandia encontró una estabilidad económica que no había tenido bajo el dominio sueco; en la primera mitad mantuvo condiciones de vida principalmente agrarias, que representaron una lentitud económica entendible, ya que con las condiciones climáticas propias del país, es difícil mantener buenas cosechas o incluso hacerlas prosperar. Para la segunda mitad del siglo, la Revolución Industrial llegó a Finlandia y con ella el ferrocarril y la creación de diversas líneas que atravesaban el país, con la de Helsinki-Riihimäki-Viipuri-San Petersburgo, como la principal, inaugurada en 1870.[15] Esto trajo consigo el desarrollo del comercio de Finlandia con el resto del Imperio y hasta con Europa. El ferrocarril no fue el único logro en la economía finlandesa sino que además "el Parlamento, un ejército propio y una moneda nacional, el marco, que Finlandia obtuvo en 1860 y que en 1865 fue desligado del área del rublo y en 1878 relacionado con el patrón oro, tuvieron una notable influencia en la vida estatal y económica finlandesa y en su modernización."[16]


Sin embargo ésta modernización no significó una mejora en la calidad de vida de la población finlandesa, ya que un alto porcentaje continuó viviendo en las zonas rurales del país y el comercio únicamente benefició a la élite, ya que el territorio se dividió en dos: el occidente de Finlandia que estaba más dirigida a Suecia y el oriente que estrechó más sus lazos con San Petersburgo.[17] Ese olvido por las clases campesinas se hizo obvio durante la década de 1860 cuando las hambrunas se hicieron presentes debido a las malas cosechas e incluso en la década de 1890, las hambrunas y enfermedades se incrementaron, cobrando la vida de una décima parte de la población finlandesa.[18]

Educación y seguridad nacional

Bajo dominio sueco, Finlandia obtuvo sus propias instituciones, una de ellas fue la universidad; la de Turku (Åbo) fue la primera en el país y fue donde se inició la vida intelectual. Sin embargo, con la llegada del nuevo régimen a Finlandia, la universidad fue trasladada de Turku a Helsinki, conocida como la Universidad de Alejandro.[19]

La Universidad de Helsinki comenzó a cobrar importancia en la década de 1860 por su importante papel en la formación de grandes pensadores de la época. Además de ofrecer las condiciones precisas para el desarrollo de las actividades intelectuales, la importancia de la institución también radicó en que fuera de ella existían pocas fuentes de recursos  culturales.[20] Ligado a la universidad se encontraba el ejército imperial, del que Finlandia fue dotada en 1878 y estaba conformado por 5000 hombres, mismos que entraban con la realización del servicio militar obligatorio; la importancia de éste organismo radica en que era otra de las vías por las cuales la población podía tener acceso a la educación. Sin embargo, existió otro organismo por el cual se impulsó el ascenso del nivel educativo del pueblo: la escuela popular, creada en 1866.[21]

La estrategia de Rusia: la fundación de una nueva capital


Con la importancia que Finlandia había cobrado para Rusia, el zar sabía que debía mantener al país pacificado y fiel, y para eso el imperio debía tener la capital del Gran Ducado más cerca de ella y más alejada de Suecia, algo que no se cumplía con Turku como ciudad principal; en 1812 Alejandro I decidió hacer de Helsinki la nueva urbe y fue reconstruida "con un esplendor sin precedentes, para demostrar tanto a los finlandeses como a los extranjeros que había nacido una nueva entidad política: el Gran Ducado de Finlandia."[22] Con esto Rusia dejaba en claro su superioridad en el territorio finlandés y sus intenciones de hacer de Finlandia un Estado autónomo. Para 1819 el Senado fue trasladado a Helsinki y para 1828 la Universidad;[23] Turku no perdió su importancia y a la fecha continúa como la segunda ciudad más importante del país. Con la nueva capital, Rusia tenía una mayor presencia en el Gran Ducado, y la necesidad de acercar espiritual y geográficamente el centro administrativo de Finlandia, los rusos tenían que asegurarse de mantener a los finlandeses fieles, hecho comprobado "cuando las flotas británica y francesa destruyeron las defensas rusas durante la guerra de Crimea, dañando al mismo tiempo las propiedades finlandesas, los fineses contribuyeron con gran celo y convicción a rechazar al enemigo occidental."[24] Este acontecimiento también deja claro que el nacionalismo finlandés comenzaba a tomar forma.

Finlandia libre


 Debido a las grandes revoluciones nacidas a finales del siglo XIX y principios del XX, Rusia se vio sumida en una profunda crisis que afectó a la nobleza del país y a la sociedad en general, también en Finlandia. Debido al nacionalismo desarrollado dentro del Gran Ducado, la clase alta del país comenzó a buscar su independencia, misma que fue declarada el 6 de diciembre 1917; esto aprovechando la Revolución Rusa de ese año y el hecho de que los bolcheviques ya no tenían la capacidad de seguir peleando para imponer su visión en los estados bálticos y Finlandia, lo que los llevó a reconocer la emancipación del país nórdico en 1920.[25] Siendo Finlandia la primera nación que obtuvo su independencia como consecuencia de la Primera Guerra Mundial.



[1] J. L. Runeberg, “Maamme”, en Matti Poutvaara, Suomi Finland, Porvoo, Werner Söderström Osakeyhtiön, 7° ed. 1961, p. 6 (texto traducido del finés por Anahí Sandoval: Oi maamme, Suomi, synnyinmaa!/Soi sana kultainen!/Ei laaksoa, ei kukkulaa,/ei vettä, rantaa rakkaampaa,/kuin kotimaa tää phjoinen,/maa kallis isien!)
[2] Matti Klinge, Breve historia de Finlandia, Helsinki, Otava, trad. Úrsula Ojanen y Joaquín Fernández, 2° ed., 2000, p. 63.
[3] Ibídem., p. 34.
[4] Mikko Juva, “Mil años de historia finlandesa”, en V.V.A.A., Finlandia, ayer y hoy, Madrid, Espasa-Calpe, trad. Alfonso Reta y Felipe Ximénez de Sandoval, 1973, p. 62.
[5] Klinge, op. cit., p. 63.
[6] Juva, op. cit., p. 62.
[7] B. H. Sumner, Una retrohistoria de Rusia, México, F.C.E., trad. Teodoro Ortíz, 2° ed., 1985, p. 104.
[8] Klinge, op. cit., p. 64.
[9] Ibídem., p. 70.
[10] S.A., Retrato de Finlandia, información e interpretación, Helsinki, Otava, 2005, p. 18.
[11] Ángel Ganivet, Cartas finlandesas y hombres del norte, Buenos Aires, Espasa-Calpe, col. Austral, 1940, p. 19.
[12] Klinge, op. cit., p. 64.
[13] Ibídem., p. 102.
[14] S.A., op. cit., p. 20.
[15] Klinge, op. cit., p. 82.
[16] Ibídem., p. 86.
[17] Ibídem., p. 65.
[18] Ibídem., p. 100-101.
[19] Ibídem., p. 74.
[20] Ibídem., p. 76.
[21] S.A., op. cit., p. 19.
[22] Klinge, op. cit., p. 67.
[23] S.A., op. cit., p. 18-19.
[24] Juva, op. cit., p. 62.
[25] Sumner, op. cit., p. 228.