La primera vez que
supe acerca de la Homeless World Cup, no tenía ni idea de lo que se trataba;
sólo sabía que era un torneo de futbol callejero y punto. No me interesó hasta
que supe que Finlandia había mandado un equipo al torneo.
Lo que siguió fue comenzar a investigar acerca del torneo y
saber ¿por qué un país como Finlandia había mandado a un equipo de chavos sin
casa? Pues resultó que ellos no son homeless, pero esa es otra historia. La mayoría
de los equipos sí son hombres y mujeres sin hogar, con problemas de adicciones
o simplemente con conflictos psicológicos muy fuertes.
La idea de ayudar a jóvenes de todo el mundo a rehabilitarse y reintegrarse a la sociedad a través del futbol sonó preciosa para mi, ya que, al menos en el caso mexicano, los participantes de las ediciones anteriores han mejorado sus condiciones de vida insertándose en el campo laboral, y lo mejor, alejándose de los vicios. Se lee utópico, pero así es.
Durante la competencia tuve la oportunidad de conversar con
todo el equipo finlandés y uno de ellos me dijo varias cosas que me pusieron a
pensar acerca de la igualdad de condiciones de los equipos, así como de la
pérdida de la esencia del torneo.
A lo que voy es que, es bueno que se hagan este tipo de cosas para beneficio de la humanidad, pero cuando algunos equipos son profesionales, el torneo pierde su razón de ser, ya que, de alguna manera esos chavos ya han superado sus problemas de adicciones, han perdido la condición de homeless y se dedican únicamente al futbol, quitándoles la oportunidad a otros jóvenes de salir adelante. Triste que una asociación tan noble que está haciendo algo real por la juventud del mundo se vea empañada por intereses que poco o nada tienen que hacer con esto. Sin embargo los resultados están ahí y son más positivos que negativos.
¿Favoritismo? ¿Dónde?
Una cuestión que, por supuesto no puedo dejar de lado y que
me parece reprobable fue el hecho de que algunos equipos (Finlandia entre
ellos) no tuvieran servicio médico en sus partidos: durante el partido de
Finlandia contra Ucrania, el portero finlandés, Jesse Hinkalo, sufrió un fuerte
golpe que lo dejó tirado un buen rato; aún a pesar de la movilización de los
árbitros y del equipo técnico de Finlandia, la asistencia médica no llegó hasta
después de varios minutos, provocando que la lesión de Jesse tuviera
consecuencias un poco más graves. Afortunadamente la atención (no oportuna) por
parte de los paramédicos propició que la lesión que se creía severa, no lo
fuera y lo tuviéramos de regreso dos días después.
La injusticia de este incidente radica en la promesa de un
cuerpo médico para todos los equipos de la competencia (más de 50 países), sin
embargo, éste no estuvo presente cuando los finlandeses lo necesitaron. Como contraparte,
había equipos que tenían hasta ambulancias a su disposición. Cosas de
organización o no, la integridad de una persona se vio afectada, algo
inaceptable si todos los equipos debían tener médicos o, por lo menos, en todos
los partidos debía haber paramédicos.
¿Qué puedo decir de un evento que si bien tuvo sus
carencias, tuvo más cosas positivas? Los quipos fueron tratados muy bien y
ellos se portaron excelentemente con los asistentes que se acercaban a pedirles
fotos, firmas y hasta entrevistas. Para mi el torneo trajo la oportunidad de
conocer realidades que jamás me hubiera imaginado de algunos países y sobre
todo (lo más importante), me dio la posibilidad de hacer amigos, ahora muy
queridos amigos.
Resultados finales.
The INSP Trophy:
Finlandia 9 – Suecia 2
The Community Cup: Francia
4 – Guatemala 5
The de la Calle a la Cancha Cup: Gales 5 – Perú 6
The Mexico City Cup: Países Bajos 3 – Rumanía 4
The Fundación Telmex Cup: Namibia 7 – Haití 4
The Women’s Cup México 6
– Brasil 2
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